Valentín Fuster apuesta por "prevenir la patología cardiovascular y promocionar la salud a edades muy tempranas"

  • 21/07/16
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El director del CNIC  protagonizó un Curso Magistral de  la  UIMP

El director del Centro Nacional de Investigaciones Cardiovasculares (CNIC) y del Instituto Cardiovascular del Mount Sinai Hospital, Valentín Fuster, ha estado en Santander exponiendo sus teorías sobre el futuro de nuestra salud y ha  asegurado que la solución para hacer frente a los problemas con los que nos encontramos al prolongar la vida  se encuentra en "prevenir la patología cardiovascular y promocionar la salud a edades muy tempranas”, una opinión acorde con la filosofía de la Fundación del Colegio de Enfermería de Cantabria,  que apuesta por la educación en salud y por proyectos como la creación  de la figura de la Enfermera Escolar.

Fuster, que protagonizó el Curso Magistral “Población, bases clínicas y moleculares de la enfermedad cardiovascular y la salud” en  la Universidad Internacional Menéndez Pelayo,  apuesta por  educar en salud a los niños desde los tres años, ya que “si no aprendemos cómo mantenernos sanos, de nada sirve prolongar la vida”.  En este sentido, puso como ejemplo el método pedagógico que se está empleando en países como España, Estados Unidos o Colombia en los que "se está trabajando con 100.000 niños de 3 a 6 años, impartiendo 70 horas de docencia relacionadas con aspectos de salud, como el funcionamiento del cuerpo, los hábitos de comida, el ejercicio físico y el control de las emociones para prevenir la ingesta de alcohol o drogas con   resultados obtenidos que, de momento, son muy buenos".

El cardiólogo destaca  que el tratamiento de la enfermedad cardiovascular es "carísimo", independientemente del método utilizado, y  que  "estamos pagando un precio para prolongar la vida, tanto con medicamentos como con aspectos quirúrgicos. Tratamos la enfermedad, pero no dejamos a la gente morir".

También ha  señalado que  es esencial "identificar a los individuos que están en situación de riesgo" ya que, gracias a la tecnología avanzada con la que se está trabajando, "se pueden ver las arterias del paciente a edades muy tempranas y sin tener que inyectar ningún medicamento en el cuerpo", lo que permite hacer frente a esta patología desde niños. Y es que, según Fuster, a pesar de que "el infarto aparece a los 50 años, los problemas cardiovasculares empiezan a los 10 años de edad".

Asimismo, el cardiólogo ha explicado que "trabajar con niños desde pequeños es muy importante, ya que, al tener pocos centros cerebrales y que no conectan bien, el niño es capaz de digerir la información que percibe mejor que un adulto", y por eso, la educación en salud se capta de manera más eficaz a edades tempranas. Sin embargo, Fuster ha advertido que va a ser difícil "controlar la calidad de la enseñanza" en materia de prevención cardiovascular.