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Estudio transversal para la evaluación del Estado Nutricional en una consulta de Enfermería de Pediatría de Atención Primaria según los nuevos criterios de la OMS

Título

Estudio transversal para la evaluación del Estado Nutricional en una consulta de Enfermería de Pediatría de Atención Primaria según los nuevos criterios de la OMS

Autores

José Mª Andrés Carreira
Autor/a para correspondencia

Centro de Salud de Vargas

chema_arenillas@hotmail.com

Soraya Cirillo Ibargüen

Centro de Salud de Vargas

Marina Rosa Ortiz Otero

Centro de Salud de Vargas

Resumen

Premio de Investigación "Sor Clara" 2011 del Colegio de Enfermería de Cantabria

Estudio transversal realizado en un Centro de Atención Primaria durante los cuatro primeros meses del año 2011 en sujetos de 2 a 16 años de edad (317 niños y 289 niñas). Se realizaron mediciones antropométricas según técnica estándar y se calculó el índice de masa corporal que permitió clasificar el estado nutricional (Pág. Web de la OMS) de los sujetos como delgadez, normalidad, sobrepeso y obesidad. La interpretación del IMC se hizo de acuerdo con los nuevos criterios publicados por la OMS.

La prevalencia de la delgadez fue del 1.7 % (IC-95%: 0.9 a 3.0), del sobrepeso 25.1 % (IC-95%: 21.8 a 28.7), de la obesidad 7.8 % (IC-95%: 5.9 a 10.2) y del exceso de peso 32.8 % (IC-95%: 29.2 a 36.7).

Dada la elevada prevalencia del exceso de peso detectado en este estudio, aplicando los criterios que aconseja actualmente la OMS, se hace necesaria la implicación de la enfermera de Atención Primaria en la prevención y el tratamiento de este problema.

Abstract

Cross-sectional study carried out in a primary care center from January to March of year 2011 in subjects of [2, 16) years of age (317 boys and 289 girls). They were measured according to standard technique and calculated the BMI which allowed classify the nutritional status (web page of WHO) of subjects such as thinness, normal, overweight and obesity. The interpretation of BMI was made in accordance with the criteria published by WHO.

Thinness prevalence was the 1.7 % (IC-95%: 0.9 a 3.0), overweight 25.1 % (CI-95%: 21.8 to 28.7), obesity 7.8 % (CI-95%: 5.9 to 10.2) and excess weight 32.8 % (CI-95%: 29.2 to 36.7).

Due to the prevalence of the excess weight detected in this study, applying the criteria that currently the WHO recommend, it is necessary the implication of the Primary Attention nurse in the prevention and the treatment of this problem.

Artículo

foto portada

1.- INTRODUCCIÓN

El crecimiento del niño es un indicador muy sensible del estado de nutrición del niño [1], por lo que su control y valoración es una tarea muy importante en Enfermería de Atención Primaria. Con mucha frecuencia el crecimiento deficiente se debe una alimentación insuficiente, sobre todo en países menos desarrollados. Bien distinta es la situación en países desarrollados, concretamente en nuestra sociedad actual se observa un aumento del exceso de peso por aumento de la masa grasa corporal, que en la práctica clínica habitual se valora mediante el índice de masa corporal (IMC) [2,3], para lo cual la Enfermería de Atención Primaria, tras pesar y medir, debe calcular el IMC e interpretar adecuadamente dichos valores utilizando las gráficas de crecimiento [4], ya que el examen clínico sin mediciones antropométricas («a simple vista») es muy impreciso.

Los problemas derivados de la obesidad no se restringen solo a la época adulta; en la infancia también existen muchos problemas de salud relacionados con la obesidad: asma, problemas ortopédicos, falta de autoestima, ….

El exceso de peso es la epidemia del siglo XXI [5], que afecta tanto a países desarrollados [6] como a los que están en vías de desarrollo [7], por lo que la OMS empezó a aconsejar que se investigase este problema, al que catalogó como el mayor problema de salud pública al que se enfrenta el mundo [8]. Esta epidemia implica un importante consumo de recursos económicos y sanitarios. En este sentido, en nuestro país el coste de la obesidad y sus patologías asociadas representa un coste de 2 000 millones de euros, lo que equivale al 7 % del total de gastos del Sistema Nacional de Salud [9].

En la mayoría de los países se ha observado un incremento de la prevalencia de la obesidad en los últimos 25 años [10], de manera que se ha convertido en un problema de salud pública, en el que se debe actuar con sentido común, es decir, mediante programas que fomenten la actividad física [11] y la disminución de la ingesta calórica [12]. Este tipo de programas, que pretenden crear hábitos saludables, deben durar más de 6-12 meses y pueden llevarse a cabo en los ámbitos educativo, comunitario y sanitario. En este último ámbito, la Enfermería de Atención Primaria debe jugar un papel fundamental por su gran accesibilidad y porque sus consejos son muy bien valorados y aceptado por las familias.

No solo la prevalencia del sobrepeso y obesidad está creciendo en la Comunidad Europea, sino que incluso las tasas anuales están creciendo, en el sobrepeso (aproximadamente un 2 % anual) y en la obesidad (aproximadamente un 0,5 % al año), como se aprecia en la Figura 1 [13].

fig 1

Figura 1. Incremento de las tasas de prevalencia

Se piensa que la incidencia creciente de la obesidad y de las múltiples comorbilidades que la acompañan van a llevar a la generación actual de niños a ser la primera que tenga una expectativa de vida menor que la de sus padres [14], pese al desarrollo tecnológico y médico actual. La Internacional Obesity Task Force (IOTF) [15], en 2010, estima que en el mundo 200 millones de niños en edad escolar tienen exceso de peso, y de ellos 40-50 millones son obesos y en la Unión Europea hay 12 millones de niños en edad escolar con exceso de peso (sobrepeso u obesidad). El estado actual del exceso de peso en el mundo se puede consultar en la página Web de IOTF.

En cuanto a la prevalencia global en el mundo, encabeza el ranking Estados Unidos, pero Europa se está acercando (Figura 2)

fig 2

Figura 2.  Prevalencia de SO + OB en el mundo en 2008 (Modificado de James y Leach)

El aumento de prevalencia observado en otros países también se ha evidenciado en España. Así, el estudio PAIDOS [16], realizado en 1984 en niños de 6 a 12 años de edad, puso de manifiesto una prevalencia de la obesidad del 4.9 %. Tres lustros más tarde, el estudio ENKID [17], evidenció una prevalencia de sobrepeso (SO) en el 12.4 %  y de obesidad (OB) en el 13.9 %. Un par de años más tarde, el estudio AVENA [18] (en el que participó Cantabria), puso de manifiesta que la prevalencia del exceso de peso (EP = SO + OB), era similar a la del estudio ENKID, pero evidenció que era superior en los adolescentes varones (25.7 %) que en las mujeres (19.1 %). La Encuesta Nacional de Salud de 2010 [19], mostró una prevalencia del 19.2 % para el SO y del 9.4 % para la OB. Estos estudios han evidenciado la misma tendencia creciente en nuestro país que la observada en otros países de nuestro entorno.

En la Comunidad de Cantabria, la ENS-2006 [20] puso de manifiesto una prevalencia de SO en los chicos del 23.85 %, algo superior al 17.93 % de las chicas, mientras que la prevalencia de la OB fue similar en ambos sexos, el 7.01 %. También los escasos estudios existentes en nuestra Comunidad sobre prevalencia están de acuerdo que esta tendencia es creciente. Así el estudio de Redondo et al. [21], realizado en una muestra representativa de 787 niños de 2 a 14 años, utilizando los puntos de corte de la International Obesity Task Force (IOTF) obtuvo una prevalencia de SO del 24.1 % (IC-95%: 21.3 a 27.3) y una prevalencia de OB del 4.6 % (IC-95 %: 3.3 a 6.3 %). Otro estudio realizado 10 años más tarde [22] en una muestra de 297 adolescentes de 10 a 17 años encontró una prevalencia de SO del 27.6 % (IC-95%: 22.8 a 33.0%) y de OB del 6.7 % (IC-95%: 4.4 a 10.2 %). Es decir se evidenció que en Cantabria también se está produciendo un incremento en la prevalencia del EP.

Los estudios que investigan la tendencia del exceso de peso en países europeos son bastante heterogéneos en cuanto a su metodología, calidad y comparabilidad de los datos, y persisten las ausencias de datos de subgrupos sociodemográficos [23]. Cada vez se utilizan más los criterios IOTF que permiten comparar unos estudios con otros, aunque algunos autores dicen que estos criterios IOTF subestiman la obesidad de los niños españoles [24]. Otros estudios en niños europeos abogan por utilizar las curvas de la OMS, con puntos de corte en 1, 2 y 3 desviaciones estándar, que arrojan menores tasas y remueve las diferencias de género [25].

Se dice que la lactancia materna (LM) proporciona la nutrición óptima para el lactante y que sus beneficios no solo se manifiestan en la época de la lactancia, sino que se extienden a épocas futuras [26,27], ya que el «programming» de los genes que influirán en el metabolismo se realiza en la época fetal y esta primera fase de la vida extrauterina. Un metaanálisis de Horta et al. publicado por la OMS [28], tras el análisis de 39 estudios, en uno o ambos sexos, concluyó que la LM puede tener un pequeño efecto protector, sobre todo frente a la OB más que al SO.

En vista de estas variaciones en la prevalencia, su tendencia creciente en el mundo desa-rrollado y la falta de datos actuales en nuestra comunidad, se decidió estudiar la prevalencia del exceso de peso  en una consulta de enfermería pediátrica de Atención Primaria.


2.- OBJETIVOS

Objetivo General: 

Este estudio se ha diseñado para conocer la situación actual de la prevalencia del exceso de peso en una consulta de enfermería de pediatría de Atención Primaria. Para lo que se utilizarán los criterios publicados por la Organización Mundial de la Salud.

Objetivos específicos:

  1. Evaluar la prevalencia global según el sexo, y las prevalencias de la delgadez, del sobrepeso y de la obesidad.
  2. Evaluar la asociación entre el exceso de peso y la procedencia.
  3. Y evaluar la influencia del estado nutritivo al nacer y la lactancia materna en la prevalencia del exceso de peso.


3.- METODOLOGÍA  (PERSONAS Y MÉTODOS)

Marco de referencia. El Centro de Atención Primaria (CAP) «VARGAS» es un CAP urbano situado en el centro de la ciudad de Santander, en el que se atienden a 33 860 personas por un equipo de 56 profesionales (18 médicos de familia, 3 pediatras, 1 odontólogo, 17 enfermeras, 2 matronas, 2 fisioterapeutas, 1 trabajador social, 2 auxiliares de clínica, 9 auxiliares administrativos y 1 celador).

Al comienzo del año 2011, uno de los tres cupos de pediatría del CAP «VARGAS», estaba formado por 1 139 personas menores de 16 años de edad, 578 chicos (50.7 %) y 561 mujeres (49.3 %), cuya distribución etaria se presenta en la Figura 3, en la que no se aprecia la típica «pirámide», sino una forma de «tonel» causada por una disminución en el número de niños en los últimos años.

fig 3

Figura 3. Pirámide de población en forma de «tonel» de uno de los cupos pediátricos del CAP 

Variables. Durante el primer cuatrimestre del año 2011 se realizaron mediciones antropométricas a los niños de este cupo que acudieron al CAP. Estas mediciones consistieron en la determinación del peso, talla y perímetro cefálico. También se registró la procedencia de los niños, distinguiendo entre: españoles, gitanos (españoles, pero con una mayor tendencia a acumular grasa), latinoamericanos (con alta tendencia a la obesidad), europeos (fundamentalmente de los países del Este de Europa, con menor tendencia a la obesidad respecto a los niños españoles), africanos y asiáticos. Cuando no coincidía la procedencia de ambos padres, se registraba la de la madre. Finalmente se registraba el peso (g), la talla (cm) y el perímetro cefálico (cm) al nacer y la duración (días) de la lactancia materna recibida.

La determinación del peso se realizó tras colocar al niño, desnudo o con muy poca ropa, en el centro de la placa de una báscula Seca ™ (precisión de 50 g) y calibrada con frecuencia. La medición de la talla se realizó colocando al niño descalzo con los talones en el borde posterior de la placa, los pies juntos, las rodillas bien extendidas, apoyando en la barra vertical del tallímetro (precisión de 1 mm) las nalgas, la espalda y la nuca. La cabeza bien recta, la mirada en horizontal para que se adaptara al plano de Frankfurt y apoyando la pieza móvil en la parte más elevada de la cabeza. La medición del perímetro cefálico se hizo con una cinta métrica inextensible (precisión de 1 mm) colocándola en la frente inmediatamente por encima de las cejas y rodeando toda la cabeza, ajustándola un poco para arriba o para abajo con el fin de conseguir el mayor perímetro cefálico.

Los datos se almacenaron en un fichero Excel, en el que se implementaron distintos mecanismos lógicos que impedían la introducción de valores erróneos.

Los datos se analizaron con el programa R [29], para lo cual primero se recuperaban los datos desde el fichero Excel y se creaban nuevas variables derivadas.

Las variables almacenadas en la BdD eran: a) la edad del sujeto en el momento de la antropometría expresada como una variable continua, calculada como la diferencia entre la fecha de la exploración y la fecha de nacimiento, con una precisión de tres decimales; b) el IMC expresado como una variable numérica continua medida en kg·m-2, calculado dividiendo el peso (kg) entre la talla (m) elevada al cuadrado c) la valoración del IMC aplicando los criterios adoptados por la OMS (Figura 4), en el que se define como obesidad (OB) a todo IMC igual o superior a +2 desviaciones estándar (DE), sobrepeso (SO) a todo IMC igual o superior a +1 DE y menor de +2 DE, normalidad entre menor de + 1 DE e igual o superior a -2 DE y delgadez a todo IMC menor de -2 DE ; d) el código de información del paciente (CIP), formado por la fecha de nacimiento, las iniciales de los apellidos y nombre y el sexo. Se trata de un código anónimo que permite al investigador tener identificado al sujeto examinado, sin tener que incluir su nombre en la BdD, con el fin de respetar la Ley Orgánica 15/1999, de 13 de diciembre, sobre la Protección de Datos de Carácter Personal; e) la edad categorizada en cuatro grupos, de [2, 5), [5, 10), [10, 13) y [13, 16) (el paréntesis cuadrado indica que incluye dicho valor y el paréntesis curvo que ese valor no está incluido); f) el IMC categorizado en cuatro grupos: delgadez (DE), normalidad (NO), sobrepeso (SO) y obesidad (OB), y g) se calculó el año de nacimiento.

fig 4

Figura 4. Curvas de la OMS [Pág. Web] . Se presentan las curvas de Z-scores  correspondientes a -4 

Estas nuevas curvas quieren reunificar y consensuar las múltiples curvas que se están utilizando actualmente. El estudio se hizo a nivel mundial y muestra el crecimiento infantil idóneo para poder comparar entre diferentes países.

Métodos estadísticos. Con el fin de determinar la prevalencia del exceso de peso en esta consulta (hasta ahora desconocida) con una precisión del 2.5 % y un nivel de confianza del 95 %, asumiendo un muestreo sin reemplazo y corrección por población finita, se calculó el tamaño muestral necesario en 589 niños (Tabla 1), para lo que se utilizó la siguiente fórmula, que presupone una corrección por población finita:

fig 5 ecuacion

 

tabla ecuacion

Asumiendo un 10 % de pérdidas se tenían que evaluar 654 niños y adolescentes, por lo que se estimó en cuatro meses el trabajo de campo necesario para lograr el TM calculado, es decir, durante todo el primer cuatrimestre del año 2011.

La estadística descriptiva de las variables cualitativas se realizó mediante la descripción de las proporciones de cada una de sus categorías e intervalos de confianza del 95 % calculados por el método recomendado de Wilson. La prevalencia se expresa en porcentaje. La estadística descriptiva de las variables numéricas se realizó mediante la media y DE si seguían una ley normal comprobada con la prueba de Shapiro-Wilk, y si no la seguían se describía mediante la mediana y el rango intercuartílico. Para valorar la asociación de dos variables cualitativas se utilizó la prueba de ji-cuadrado. Para comparar dos medias se utilizó el análisis de la variancia o la prueba de Mann-Whitney si no se cumplían las condiciones de aplicación, y cuando se comapararon más de dos medias se utilizó el ANOVA o la prueba de Kruskal-Wallis. La fuerza de la asociación de los factores estudiados con la variable dependiente se valoró mediante la odds ratio (OR) y su intervalo de confianza del 95 % se calcula utilizando el paquete Epi [30] para el programa R, con la función twoby (2).

Antes de comenzar el análisis de los datos se procedió a eliminar: a) 24 sujetos no pertenecientes al cupo y b) 50 registros duplicados (ya que a algunos niños se les exploró en más de una ocasión durante el tiempo de estudio); quedando un total de 606 antropometrías válidas (102.9 % del TM calculado) para el análisis estadístico, aunque estas pérdidas fueron del 10.9 % (un 0.9 % más de las supuestas en el cálculo del TM).

El reclutamiento fue competitivo, es decir, se exploraron cada día todos los sujetos que era posible, entre los que acudían a la consulta, sin que interfirieran en la práctica de la misma, aproximadamente unos 10 cada día.

Para poder valorar la aleatoriedad del estudio, en la Tabla 2 se presenta la distribución de la población de referencia (es decir, la asignada al cupo) y de la población examinada, según año de nacimiento y sexo, después de excluir a los 55 niños y las 60 niñas nacidas en los años 2009 y 2010 y, por tanto, con menos de dos años de edad (el único criterio de participación en este estudio era tener cumplidos los 2 años de edad al inicio del año 2011).

tabla sujetos

En esta tabla se puede comprobar que no hay diferencias entre el número de sujetos explorados por sexo y año de nacimiento (χ2 = 12.79, gl = 13, p = 0.464), lo que permite agrupar ambos sexos y comprobar que los explorados, por cada año de nacimiento, siguen la misma distribución que la población asignada (χ2 = 14.46, gl = 13, p = 0.342); lo que nos permite afirmar que el reclutamiento competitivo no introdujo ningún sesgo.

Aspectos éticos. Durante todo el estudio los investigadores se adhirieron a las Normas de Buena Práctica Clínica [31] y a los principios de la Declaración de Helsinki [32]. Debido a que el estudio se desarrolló en el entorno de la práctica habitual, no se consideró necesario la solicitud de un consentimiento firmado, ya que únicamente se recogieron datos informativos de las historias clínicas tras eliminar la posibilidad de identificar a los sujetos, en cumplimientos de la Ley Orgánica 15/1999, de 13 de diciembre, sobre la Protección de Datos de Carácter Personal. Además, tras la depuración de la base de datos, se eliminó de la misma el campo CIP, es decir el que contenía la fecha de nacimiento, iniciales y sexo, para que no quedase ningún rastro identificativo de los sujetos. Si, tras la valoración, se observaba alguna desviación del estado nutricional normal, se le ofrecía al sujeto una actuación específica según la práctica clínica habitual (y que no es objeto de este estudio).


4.- RESULTADOS

Exploraciones auxométricas. Durante el primer cuatrimestre del año 2011 se realizaron 606 auxometrías válidas, es decir se examinó al 59.8 % (IC-95%: 56.7 a 62.7 %) del total de la población asignada al cupo, con una distribución no uniforme según año de nacimiento, como resultado de la diferente frecuentación de los sujetos a lo largo de la edad pediátrica (Figura 5).

figura 5

Figura 5. Representación gráfica del porcentaje de niños explorados según el año de nacimiento de los 1.139 niños asignados al cupo del investigador.

Cuando se analizan las exploraciones antropométricas, distribuidas según sexo y grandes grupos de edad, se encuentra que no hay diferencias significativas (2=1,03; p=0,794), es decir que dichas exploraciones se distribuyeron de manera similar (Tabla 3).

Grupos de edad Chicos Chicas

Niños [2,6) años

116

97

Niños [6,10) años 81 75
Adolescentes [10,13 años) 62 65
Adolesccentes [13,16 años) 58 52
Total 317 289

 Tabla 3: Distribución de los niños explorados según sexo y grandes grupos de edad.

Cuando se analizan las exploraciones antropométricas, distribuidas según sexo y grandes grupos de edad, se encuentra que no hay diferencias significativas (χ2 = 1.03, p = 0.794), es decir que dichas exploraciones se distribuyeron de manera similar (Tabla 3).

IMC. Teniendo en consideración la clasificación de la OMS en 10 categorías, la distribución del IMC según el año de nacimiento se presenta en la Tabla 4, en la que se puede apreciar que la prevalencia de la delgadez grado 3 es 0.0 % (IC-95 %: 0.0 % a 0.6 %), de la delgadez grado 2 es 0.0 % (IC-95 %: 0.0 % a 0.6 %), de la delgadez grado 1 es 1.7 % (IC-95 %: 0.9 % a 3.0 %), del sobrepeso es 25.1 % (IC-95 %: 21.8 % a 28.7 %), de la obesidad grado 1 es 6.1 % (IC-95 %: 4.5 % a 8.3 %), de la obesidad grado 2 es 1.7 % (IC-95 %: 0.9 % a 3.0 %), de la obesidad grado 3 es 0.0 % (IC-95 %: 0.0 % a 0.6 %).

tabla sujetos

Tabla 4. Distribución de los sujetos (317 niños y 289 niñas)

Si se agrupan las categorías para mantener únicamente cuatro grandes grupos: delgadez, normalidad, sobrepeso y obesidad, los resultados se recogen en la Figura 6.

fig 6

Figura 6. Gráfico de barras de la distribución de los sujetos según su año de nacimiento e IMC

IMC según edad y sexo. La representación gráfica del IMC según la edad y el sexo de los sujetos explorados se presenta en la Figura 7, en la que se puede ver que predominan los de un estado nutricional normal, tanto chicos como chicas.

Prevalencia global. Si clasificamos el estado nutricional en cuatro grandes categorías (delgadez, normalidad, sobrepeso y obesidad), la prevalencia global de la delgadez, del sobrepeso, de la obesidad y del exceso de peso (sobrepeso más obesidad), aplicando los criterios de la OMS, se recoge en la Figura 8 y Tabla 5, donde se aprecia que la prevalencia del exceso de peso alcanza una cifra preocupante (32,8%, IC-95%: 29,2% a 36,7%).

Prevalencia global por sexo. Más interesante es describir el estado nutricional (las cuatro categorías del IMC) según el sexo (Figura 9 y Tabla 6). En dicha figura se aprecia una distribución de las distintas categorías del estado nutricional bastante similar en ambos sexos, sin diferencias estadísticamente significativas (2=6,57; p=0,087).

Prevalencia de la delgadez. Se encontraron 10 con delgadez sobre un total de 606, es decir que la prevalencia de la delgadez es del 1,7 % (IC-95%: del 0,9 a 3,0%).

fig 7

Figura 7. Representación, según los criterios de la OMS, de los valores del IMC válidos teniendo en cuenta su edad y sexo (la imagen superior corresponde a los 317 chicos y la inferior a las 289 chicas).

fig 8

Figura 8. Prevalencia global de la delgadez (DE), sobrepeso (SO), obesidad (OB) y exceso de peso (EP), junto con sus correspondientes intervalos de confianza del 95%.

tabla 5 prevalencia global

Tabla 5: Prevalencia global (% e IC-95%).

La delgadez en las chicas –0,7%– (IC-95%: del 0,2 a 2,7%) es algo menos frecuente que en los chicos 2,5% (IC-95%: del 1,3 a 5,0%), pero sin diferencias significativas (p=0,110; OR=0,27; IC- 95%: de 0,06 a 1,28), como puede verse en la Figura 10 (arriba).

Cuando se recompara por grupos de edad y sexo, se observa que la delgadez en casi todos los grupos es más frecuente en los chicos que en las chicas (Figura 10 abajo y Tabla 7), pero sin diferencias estadísticamente significativas.

En el 24,6 % (IC-95%: del 20,0 a 29,9%) de las chicas se encontró un sobrepeso similar al de los chicos 25,6% (IC-95%: del 21,1 a 30,6%) y sin diferencias significativas (p=0,851; OR=0,95; IC-95%: de 0,66 a 1,37), como puede verse en la Figura 11 (arriba). Cuando se recompara por grupos de edad y sexo, se observa que el sobrepeso es similar por sexo en cada uno de los cuatro grupos de edad (Figura 11 (abajo) y Tabla 8).

fig 9

Figura 9: Prevalencia global de cada una de las cuatro categorías del estado nutricional, delgadez (DE), normalidad (NO), sobrepeso (SO) y obesidad (OB), según el sexo. Las barras verticales representan los intervalos de confianza del 95%.

 fig 6

Tabla 6: Prevalencia de la delgadez, normalidad, sobrepeso y obesidad en niños (n=317) y niñas (n=289) de 2 a 16 años de edad.

fig 10 1

fig 10 2

Figura 10: Prevalencia de la delgadez. Arriba, por sexos. Abajo por sexos y grupos de edad.

tabla 7

Tabla 7: Prevalencia de la delgadez por grupos de edad en niños (n=317) y niñas (n=289) de 2 a 16 años de edad.

fig 11 1

fig 11 2

Figura 11: Prevalencia del sobrepeso (en la gráfica de arriba prevalencia del sobrepeso según sexo y en la gráfica de la abajo prevalencia según sexo y grupos de edad: de 2 a 5, de 6 a 9, de 10 a 12 y de 13 a 15 años de edad).

tabla fig 11

Tabla 8: Prevalencia del sobrepeso por grupos de edad en niños (n=317) y niñas (n=289) de 2 a 16 años de edad.

Prevalencia de la obesidad. Se encontraron 47 con obesidad sobre un total de 606, es decir que la prevalencia de la obesidad es del 7,8% (IC-95%: del 5,9 a 10,2%).

La obesidad en las chicas: 5,9% (IC-95%: del 3,7 a 9,3%) es menos frecuente que en los chicos: 9,5% (IC-95%: del 6,7 a 13,2%), pero sin diferencias significativas (p=0,128; OR=0,60; IC-9%: de 0,32 a 1,11), como puede verse en la Figura 12 (arriba).

Cuando se recompara por grupos de edad y sexo no se observan diferencias estadísticamente significativas entre chicos y chicas, en cada uno de los grupos de edad (Figura 12 (abajo) y Tabla 9).

Prevalencia global del exceso de peso. Se encontraron 199 con exceso de peso (sobrepeso más obesidad) sobre un total de 606 niños, es decir, que la prevalencia del exceso de peso es del 32,8% (IC-95%: del 29,2 a 36,7%).

El exceso de peso en las chicas: 30,5% (IC-95%: del 25,4 a 36,0%) es menos frecuente que en los chicos, con el 35,0% (IC- 95%: del 30,0 a 40,4%), pero sin diferencias significativas (p=0,260; OR=0,81; IC-95%: de 0,58 a 1,14), como puede verse en la Figura 13 (arriba).

fig 12 1

fig 12 2

Figura 12: Prevalencia de la obesidad (arriba, prevalencia de la obesidad según sexo y en la gráfica de abajo, prevalencia según sexo y grupos de edad: de 2 a 5, de 6 a 9, de 10 a 12 y de 13 a 15 años de edad).

tabla fig 12

Tabla 9: Prevalencia de la obesidad por grupos de edad y sexo en 317 niños y 289 niñas de 2 a 16 años.

fig 13 1

fig 13 2

Figura 13: Prevalencia del exceso de peso (arriba, prevalencia del exceso de peso según sexo y abajo prevalencia según sexo y grupos de edad: de 2 a 5, de 6 a 9, de 10 a 12 y de 13 a 15 años de edad).

tabla fig 13

Tabla 10: Prevalencia del exceso de peso por grupos de edad y sexo.

Cuando recompara por grupos de edad y sexo, se observa que el exceso de peso es similar en las chicas que en los chicos en todos los grupos de edad, excepto en el grupo de [10,13) en que predomina, casi significativamente, en chicos (Figura 13 (abajo) y Tabla 10).

Exceso de peso según la procedencia. El exceso de peso se asocia llamativamente con la procedencia, predominando en los latinoamericanos (40,7%). Es más bajo en los niños provenientes de los países del Este de Europa (20,0%), mientras que en los españoles el exceso de peso ocupa una posición intermedia con el 32,8% (Tabla 11 y Figura 14). El escaso número de gitanos, africanos y asiáticos no permite extraer conclusiones.

Probablemente, los genes ahorradores de la obesidad se expresen más en los latinoamericanos influidos por las condiciones de vida hoy en día.

fig 14 1

fig 14 2

Figura 14: Prevalencia del exceso de peso (abajo) según la procedencia de los sujetos (arriba).

tabla fig 14

Tabla 11: Prevalencia e intervalos de confianza del 95% del exceso de peso según la procedencia de los sujetos.

Peso al nacer y estado nutricional futuro. Se encontró una asociación significativa (r=0,65; pFigura 15.

fig 15

fig 15 2

Figura 15: Relación entre el peso que tuvieron al nacer y el IMC actual. Arriba los chicos y abajo las chicas.

Estado nutricional al nacimiento y estado nutricional futuro. Se encontró una asociación casi significativa (prueba de Kruskal-Wallis, p=0,080) entre el IMC al nacer y el IMC actual.

Cuando se ajustó por sexo, se encontró una relación significativa en chicos (prueba de Kruskal-Wallis, p=0,018) y en chicas (prueba de Kruskal-Wallis, p=0,027), como se puede apreciar en la Figura 16. En los chicos (arriba de la figura) se aprecia cómo los delgados y con exceso de peso actuales tuvieron un menor IMC al nacer, mientras que en las chicas ocurre al revés, tanto las delgadas como las que tienen exceso de peso ahora tuvieron un mayor IMC al nacer.

Es decir, respecto a las desviaciones del IMC al nacer, el sexo se comporta como factor protector respecto al IMC futuro en los varones y como factor de riesgo en las mujeres, ya que los varones que nacen con poco tejido adiposo tiene más probabilidad de desarrollar una delgadez en el futuro; mientras que las chicas que nacen con mucho tejido adiposo es más probable que en el futuro tengan delgadez.

fig 16

fig 16 2

Figura 16: Relación entre el IMC que tuvieron al nacer y el IMC actual. Arriba los chicos y abajo las chicas.

Lactancia materna y estado nutricional en el futuro. La duración de la lactancia materna que recibieron los niños en su primera etapa vital y el estado nutricional actual parecen mostrar una relación (Tabla 12 y Figura 17), en el sentido de que, cuanto más LM recibieron menor IMC en el futuro, sin significación estadística (prueba de Kruskal-Wallis, p=0,659).

tabla fig 16

Tabla 12: Lactancia materna (días) que recibieron los niños según el estado nutricional actual.

Cuando se analiza la relación (ver Tabla 13 y Figura 18) entre en estado nutricional actual medido en tres categorías y la LM que recibieron categorizada como nada (ningún día), poca (1-90 días) y mucha (>90 días) se observa una relación casi significativa (2=7,97; p=0,092)

En la Figura 18 se aprecia cómo la LM no influye en el estado nutricional futuro.

fig 17 1

fig 17 2

Figura 17: Lactancia materna recibida (arriba) y clase de estado nutricional (abajo).

tabla fig 17

Tabla 13: Relación entre el estado nutricional y la LM que recibieron.

fig 18

Figura 18: Proporciones de delgadez, normalidad y exceso de peso según la lactancia materna que recibieron.


5.- DISCUSIÓN

1) Características del estudio: fortalezas y debilidades. Una de las principales fortalezas de este estudio es que todas las antropometrías han sido efectuadas en un único centro, en el que se han preocupado de comprobar la calibración de los aparatos de medida cada día que realizaron exploraciones antropométricas.

Una posible crítica es la época de realización del estudio, de enero a abril de 2011, ya que es una época invernal en la que es habitual ingerir comidas más ricas en calorías y hacer menos ejercicio debido al mal tiempo, por lo que este estudio posiblemente proporcione unas cifras de prevalencia de SO y OB más elevadas que otro realizado en época veraniega en la que se suelen comer más vegetales (menos calorías) y se suele hacer más ejercicio.

2) Comparación con otros estudios. No podemos comparar con otros estudios ya que, hasta ahora, no se han aplicado los criterios de la OMS. Las cifras ofrecidas por la Encuesta Nacional de Salud (ENS) de 2006, que arrojaba unas cifras de sobrepeso de 23,85% en chicos y 17,93% en chicas empleando los criterios de la Internacional Obesity Task Force. En nuestro estudio la prevalencia en chicos es superior (25,6% en chicos y 24,6% en chicas) pero empleando los criterios de la OMS. Este aumento puede ser debido a la tendencia creciente en la prevalencia que se está observando en todos los estudios, o simplemente al cambio de criterios. El mismo razonamiento se puede emplear para el cambio observado en la obesidad desde 2006 (ENS, 7,01 en chicos y chicas) y 2011 (nuestro estudio, 9,5% de los chicos son obesos y 5,9% de las chicas con obesidad).

3) Importancia de los hallazgos. La primera y fundamental es haber demostrado que en una consulta de Enfermería Pediátrica de Atención Primaria se puede conocer, sin gran esfuerzo, la prevalencia de la delgadez, sobrepeso y obesidad existente en su cupo y, por tanto, se puede implicar activamente en la prevención y tratamiento de dichos problemas, porque para realizar esto último es fundamental la detección previa.

En la Comunidad Gitana, que supone entre el 1,8% y 2,1% de la población española, existe una deficiente alimentación y nutrición, con muy poca ingesta de frutas y verduras y un elevado consumo de grasas33 y niveles bajos de actividad física; esto hace que la prevalencia de la OB en la edad pediátrica sea del 16,1% en los varones y del 22,9% en las mujeres, cifras mucho más elevadas que las del resto de la población española de similar edad34. En nuestro estudio no hemos podido confirmar la hipótesis de que los gitanos tienen mayor prevalencia de exceso de peso, ya que en nuestro cupo hay pocos gitanos, en concreto 4 sujetos: dos chicos que estaban delgados y dos chicas (una de las cuales con exceso de peso).

Los inmigrantes de origen latinoamericano ocupan la primera posición en la prevalencia. Se tiene la opinión (que no hemos estudiado en este trabajo) que cuando inmigran tiene un estado nutricional normal y que al poco tiempo de estar en nuestro país comienzan con el exceso de peso. Parece como si su programing metabólico hiciera expresarse más a los genes que están en relación con el acúmulo de grasa (‘genes ahorradores’). En cuanto a los provenientes de los países de Europa del Este, de los que se pensaba que no tenían EP, se pone de manifiesto que sí existe tal problema, porque probablemente se están adaptando a los hábitos de vida existentes en nuestro país.

Llama la atención, pese al escaso número de sujetos, que los asiáticos (fundamentalmente adoptados en China), que suelen venir muy delgados, también están teniendo un comportamiento de expresión de los genes ahorradores, de manera que hemos encontrado un 33,3% de exceso de peso.

4) Lactancia materna y obesidad. Nuestro estudio no pone en evidencia el papel protector que algunos autores han atribuido a la LM en cuanto a prevención de la futura obesidad. Está fuera de toda duda la importancia de la LM en la nutrición del lactante y en esto deberá basarse nuestro consejo a las madres para seguir fomentando la LM; pero no deberemos decir que evita la obesidad futura, porque nosotros no lo hemos evidenciado.

5) Otros hallazgos. Se describe, por primera vez, la prevalencia de la delgadez a lo largo de toda la edad pediátrica y no solamente en la adolescencia como se hace en otros estudios (fundamentalmente preocupados por la anorexia nerviosa). Hasta ahora, lo que está preocupando en los países desarrollados es el exceso de peso, no la delgadez, por lo que hay pocos estudios de prevalencia de la delgadez en nuestro país. También se ponen de manifiesto los cambios en las cifras de prevalencia cuando se emplean diferentes criterios de clasificación Probablemente debiéramos seguir utilizando los criterios IOTF para poder comparar unos estudios con otros.


6.- CONCLUSIONES

Queda demostrado con este trabajo de investigación que lo que nos advierte la Organización Mundial de la Salud, respecto a esta epidemia, se repite en este cupo de pediatría.

Dentro de las múltiples labores que realiza la Enfermera de Pediatría en su consulta, una importante son la recogida de medidas antropométricas. No nos debemos de quedar solo en eso. Ya ha quedado demostrado a lo largo de este estudio de las importantes consecuencias del sobrepeso y obesidad y del aumento de la prevalencia que se está produciendo en nuestra sociedad, concretamente en Cantabria.

La Enfermera de Pediatría, desde su consulta, tiene los medios y los conocimientos necesarios para detectar y tratar este problema, que ha de hacerse desde dos aspectos diferentes:

1º En la PREVENCIÓN. En todas las revisiones que realizamos del niño sano, desde que nace hasta los 16 años, somos un referente tanto para él como para su familia y hacen mucho caso de los consejos que les damos. Por tanto, debemos incidir más y mejor en todas las revisiones, recalcando especialmente la correcta alimentación y la necesidad de realizar un ejercicio físico adecuado a cada paciente.

2º En el TRATAMIENTO. Tenemos que saber qué IMC tiene el paciente que pesamos y medimos para conocer su estado nutricional (delgado, normal, sobrepeso u obesidad) y así poder actuar en consecuencia. Valorar bien a cada uno. A continuación prescribir una alimentación correcta y variada, y aconsejar un ejercicio físico personalizado. Esto ha de hacerse convenciendo al paciente y a la familia de la importancia de estos cambios en su estilo de vida y trabajando con ellos a lo largo del tiempo. Con estas actuaciones, la Enfermería está en un puesto fundamental para influir adecuadamente en esta epidemia moderna que tanto preocupa a la OMS.


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